domingo, 27 de diciembre de 2009

GAKI 餓鬼


Así lo recordaron sus familiares que lo vieron llorar al despedirse
Sabían que por vergüenza, o por orgullo, se escondió en sí mismo hasta deformarse…
Que se llevó a su hijo junto con su karma, en un intento de retener algo de su historia, desestimando a las consecuencias…
Sabían que la culpa por ciertas muertes lo volvió ciego, incapacitado para ver opciones.
A pesar de su notoria su debilidad, se le temía. Sus furiosas amenazas lograban apenar a su entorno. Oscurecerlo, ensuciarlo. Enfermarlo.
En algunos momentos, distraído, daba y brillaba. Brillaba con una luz opaca pero fuerte, que marcaba su territorio con destellos de resignación. Pero los bloqueos de su alma lo llevaban siempre a la bronca. Bronca por todo lo que no fue. Envidia por lo que no será jamás.
Con los huesos en guardia hasta dormido, maniatado por sus ideas caducas, no pudo notar el poder renovador incrustado en el tiempo. Y en su rostro se delinearon bien profundo las marcas de su pesar.
Nunca más se supo de él.
Cla9
26/12/09
01.16 H
http://es.wikipedia.org/wiki/Reino_de_los_Pretas
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(escrito para la 6ª convocatoria del Bicho de Letras, Microcuentos Enlazados)

(viene de
http://blogs.clarin.com/historias-casi-veridicas/2009/12/13/hombre-sensible-microcuentos-enlazados-5to-concurso/
última frase del cuento de Jorgeluis)















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sábado, 12 de diciembre de 2009

SOBREVIDA



Después de haber perecido tantas veces bajo los efectos de emociones letales, presiento mi presencia.

Se anuncia como una sombra, como un grito desgarrador.

A veces, muy pocas, como una secuencia de movimientos oculares desenfocados, con los colores del caso.

Luego me toca el hombro izquierdo y me susurra cosas que no entiendo, que me erizan.

Pero las sé, las conozco. Son mi tela en blanco.

El pánico cunde por unos instantes mientras busco con las manos a mi familia: a mis gatos, a mi hombre, a mi teclado, a mi cigarro. Y el alivio llega en forma de respiración.

Cuánta felicidad hay escondida en una imagen, en un gesto…

Cuánta luz pareja, perfecta, en este nubarrón…

Y dejo las preguntas para más tarde, cuando ya no tenga tiempo.


Porque, por ahora, estoy disfrutando.



Cla9


12/12/09





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jueves, 3 de diciembre de 2009

SIRENA



Ella no quería escuchar.
Quería ser sorda. Sentirse en una cápsula transparente; sólo ver.
Harta ya de las voces y los ruidos, quería sólo colores entrelazados; sombras y luces, brillos y opacidades. Formas. Relieves.
Quería dormir, dormir en silencio. Que el mundo se calle.
Quería concentrarse en sólo ser. O al menos eso creía.
No quería escuchar los estúpidos sonidos de la vida, que la hacían reír, asustar, latir. Enojar, bailar, vibrar. Caer y luego levantarse. Levantar a otro para luego volver a caer.
Porque estaba cansada. Algo la partió por dentro. Y no sabía arreglarse.
Ella sólo quería ver, ver en su cabeza los pasos a seguir. Sabía que el silencio le decía cosas, ésas que necesitaba para componerse.
El tiempo se volvía denso, como un grito más.
Cada minuto era como una caja llena de ruidos. Y cada caja que pasaba estaba más llena. Ocupaban espacios que la obligaban a quedarse quieta.
Tambores paralizantes retumbando en la cabeza.
Creía que sorda tal vez podría moverse. Actuar.
Atravesar los sonidos sin escucharlos, como debajo del agua. Ese silencio quería.
Ese día raro de septiembre fue cuando le empezaron a zumbar los oídos.
El aire no era suficiente. Y tuvo que mover.
Caminó hasta un taxi. Balbuceó: - hasta el río por favor.
Ahí fue cuando empezó a sentir esa luz en el medio de su cuerpo.
El agua estaba oscura pero cálida. Con solo tocarla notó con alivio que ya no tenía pies.
Entonces todo se calló. Y pudo respirar como nunca.
Mientras se sumergía, el agua le arreglaba el alma rota.
Ya no necesitaba nada. Al fin se sintió en casa.

Cla9
22/11/09
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