Debajo de
todo, nuestro cielo…
Ese lleno de pisadas de gatos, y luces de
luciérnagas.
Aquél que cultivamos en días de música, y
noches de insomnio.
Ese que pintamos con carcajadas interminables
y pintura de neón.
El de las nubes rosadas y verdes, verde
profundamente empetrolado.
Ése, manchado de burbujas de champán,
tornasoladas.
Y con miles de notas, casi como estrellas.
No me acuerdo cuándo fue que empezó a
amontonarse el desgano.
Tampoco cuándo la rutina lo aplastó, sin
conciencia de su peso.
Solitarios compulsivos en la mac y salidas
sin horario remataron el derrumbe.
Quedó bien debajo de todo.
Pero sigue siendo nuestro.
Cla9
5/12/10
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