lunes, 25 de abril de 2011

TODAS LAS PELÍCULAS SON DE AMOR, MI AMOR…


crepuscul

El mercado estaba difícil. Ya nadie quería negociar. La preciada independencia hacía que cualquier encuentro no planificado se convirtiera rápidamente en un aburrimiento mortal. Encerrados en sus bunkers privados, todos parecían vivir felizmente conectados a su soledad. Y tanta oferta neutralizó la demanda ubicándola en el lugar de los métodos innecesarios.
Las escasas salidas de mi amigo Esteban eran búsquedas agobiantes de material orgánico, del cual poco y nada quedaba circulando. Era tiempo de cacería hecha y derecha. Sin vueltas, sin catalizador alguno.
El crepúsculo lo mimaba… Ese momento sin contrastes delatores lo hacía sentir muy bien. Naturalmente lucía un semblante satisfecho, que perduraba hasta bien entrada la noche, aún en aquellas que volvía con las manos vacías. Su bulo del piso 23 estaba empapelado de ventanales cubiertos con blackout a prueba de claridades y pájaros curiosos (estaba cansado de sus peligrosos cotorreos).
Coleccionaba frascos y cajas de todos los tamaños cargables por su básicamente endeble humanidad. Curiosamente los amontonaba en grandes cajones, que de vez en cuando ordenaba meticulosamente, clasificándolos por materiales, formas y colores.
Esteban sabía que estaba al borde de la escurridiza cordura. Pero no se daba por vencido. Día tras día alimentaba su delirare con alguna víctima de turno (hay sectores de la mente que no podemos acarrear. Quedan anclados en dónde fueron creados, probablemente a causa de su peso). Su personalidad obsesiva y paranoica lo vestía en escala de grises. Y ya no se acordaba muy bien cuándo había perdido el olfato…
Desollar las piezas cazadas era su happy hour. Era cuando el tiempo se detenía. Era como ser feliz. Horas y horas de trabajo pulcro y dedicado que resultaban en una obra de arte que luego fotografiaba y posteaba, para el goce de sus escasos pero fervientes seguidores. (En los pequeños bastidores de cedro la piel se tensaba como tiro, y antes que los órganos internos cambiasen de color los recortaba y pegaba, dándole las formas que su inconsciente le susurraba al oído. Luego la resina. Luego esperar. Su acto creativo terminaba con un baño en su baño. Baño sin espejos que reflejaran los efectos colaterales de sus actos).
Una mañana golpearon su puerta (ahí fue cuando su curiosidad pudo más que su pudor). Al abrirla entró Ella, radiante y pálida y con su ceguera a cuestas. Casi sin hablar se entendieron instantáneamente. Sentada en el piso frío, su semblante denotaba el disfrute de sus otros afilados sentidos, los que empezó a desplegar con un descaro entre inocente y feroz. Encontró su lugar. Y mi amigo dejó caer su demencia en un frasco, y lo tapó (ya lo estaba desbordando).
Esa diosa que bajó de quién sabe que cielo lo abrazó con sus ojos blancos y lo miró con su espíritu quieto, y le quitó las ganas de salir de ronda. Y así pasaron el resto de sus días, juntos, sonrientes y serenos, felices de haber conectado sus soledades.
(Después de todo, el amor tranquiliza a cualquiera…)
Cla9
17.4.11

THE FUTURE (L. COHEN)


MARMOTA
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sábado, 16 de abril de 2011

LLUEVE

 
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Llueve. Y no.
El tanque de agua está perdiendo,
y yo voy ganando un estado de inquietud.
Gotas como golpes, que distraen el alma.
Golpes tan reales como esta realidad,
incierta, sucia, rebosante de mal karma
en esta ciudad más furiosa que nunca.
Con los dedos arrugados busco mi lugar.
El lugar a salvo, el lugar para estar;
más allá de las horas, más allá de los sinos.
Apelo a la magia que se esconde en las sombras…
Y entonces la luz se torna cálida.
Y los golpes de las gotas me concentran,
Y me inundan de agradecimiento.

Cla9
6.4.11
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martes, 5 de abril de 2011

EMMA ZUNZ (según Cla9)

TEXTO ORIGINAL DEL CUENTO DE J. L. BORGES AQUÍ

Recova-y-teatro-colon-5

Maldita recova.
Me trae recuerdos no sé de dónde. Me baja la energía al punto de casi no saber quién soy… y me dan ganas de meter la pata...
Mi mente me habla de justicia, de abuso, de ultraje, de traición. Y esta maldita recova siempre me lleva a lo mismo. Pero… ¿cómo evitar lo inevitable? ¿Cómo evadir lo que se lleva en la sangre?
(Uno elige que pensar)

El vértigo y el caos me reubican. Estar cerca de la muerte me hace sentir viva. Nadie lo podría entender. Es mi secreto. Uno más de tantos que ni siquiera yo entiendo…
Odio. Odio aquel tiempo de no tener nada. Odio esos años de escuchar llorar a mi madre y no saber porqué. Odio que mi padre me dejara sola, con la estaca de una frase que ni siquiera sé si es verdad…
(Los hechos graves están fuera del tiempo)

Semejante odio la guió a una serie de actos que realizó mecánicamente, como dictados por una consciencia que no le pertenecía pero la justificaba. Era un plan cuidadosamente elaborado desde sus dieciséis (o desde su vida anterior…) y todo parecía coincidir... Aunque algo ancestral le susurraba que iba a ser un antes y un después…

¿Ganó?
¿Existe el ganar en el sacrificio? Enarbolar tan al grano el estandarte de la lealtad y la justicia, ¿fue para Emma una manera de ganarle al destino?
Mirando a través de una lupa todo se ve muy claro, pero ¿qué hay de visiones más amplias? ¿Cuál será la visión que realmente cuenta?
Afortunadamente, o no, a sus apenas diecinueve, para Emma se detuvo el tiempo. Sus actos siguen encapsulados en el ámbar del olvido, ya por la verdad que habita en ellos, ya por los sentimientos que los motivaron.

Aparentemente, Emma Zunz continúa siendo mano en el juego infernal que le tocó jugar…
(Pero hay hechos que se empardan solitos. Solo es cuestión de… ¿tiempo?)


Cla9
2.4.11


MARMOTA
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