sábado, 9 de marzo de 2013

MINIMAL



aguiluchos
Hoy, cinco aguiluchos sobrevolaron mi jardín.
Cato y yo, mudos y extasiados, los vimos ir y venir.
Los vimos aparcar en el tanque vecino, sentimos el roce de sus miradas.
Los vimos desplegar sus alas enormes,
Escuchamos sus chillidos superiores.
Sus picos brillaban, dorados por ese sol.
Marcaron un antes y un después en la tarde atardeciendo.
Iluminaron el aire con su sombra colorida.
En este pedazo de cielo les dimos la bienvenida, como una señal.
Acto seguido moví plantas, corrí piedras, saqué maderas, tiré hojas,
Separé malvones para regalar (demasiados me deprimen).
Cambié aloes de lugar. Despejé sectores oscuros, para que surja lo que deba.
Fue la coronación de un domingo de arreglo y limpieza de cajones olvidados.
Día de deshacerse de objetos caducos, innecesarios, en una especie de ataque minimalista.
Yo soy mujer de aire. Pero no puedo volar con ellos aún.
No hasta que, mínimamente, logre caminar por esta Tierra sin arrepentimientos.
Cla9
18.9.11
Chimango-desplegado

















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