Y me dejás vacía de
palabras y llena de indignación. Vacía de pretextos y llena de ira. Vacía de
sentido y llena de vacíos.
Y alzo murallas con
esmero, midiendo sus alturas con minutos; cuento los kilómetros de cada silencio,
en distintos idiomas, y en voz alta; rayo el chocolate con bombones, para que
mantengan su color; agrupo las gotas del mar en caracoles abandonados.
Y me pregunto cuál será
el límite que tengo que poner hoy, para que no se me derritan las vísceras.
Y cada vez más cerca de
entender lo inentendible, sigo huyendo, para no saber. Porque creo que
realmente no lo necesito.
Y entonces me acuerdo que
esas luces que encontré por todos lados son mis Hadas, mis aliadas, mis
maestras. Mis guías en este mundo tan incierto como desconocido.
Y me veo empezar de
nuevo, tratando que mi varita mágica transforme el terrorífico mar en espuma de
colores.
Y me río de las tramas
que el tiempo teje con malicia y pésimo sentido del humor.
Y rescato la virtud de
poder dar, todavía, una mirada de paz.
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Cla9
4/12/09
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para el BICHO DE LETRAS
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