martes, 26 de noviembre de 2013
KATIA IN PROGRESS
miércoles, 6 de noviembre de 2013
CATO IN PROGRESS…
jueves, 10 de octubre de 2013
THERESA
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cMc | 13.7.13
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DER ZAUBER (El Hechizo)
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(Relato basado en la portada del libro EL PERFUME de Patrick Süskind)
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domingo, 28 de julio de 2013
LA MALDONADO
Yo nací del otro lado. Del lado de las fieras.
Y nadie conocía como yo esas tierras…
Allá por los mil quinientos, en estas pampas había gente nueva traída de distintos lugares. Como por ejemplo de las Europas, repletas de gente para descartar. Se las quería fuera de ese siempre viejo primer mundo.
Resulta ser que esta gente, ansiosa por tener una nueva vida en una nueva tierra, se encontraba con mil salvajes injusticias. Tal vez, creo, peores que las que ya conocían.
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Un grupo de chozas rodeadas por una empalizada para protegerse de los dueños reales de esas tierras, llamados indios, fieras o alimañas, era lo que hacíase llamar la tierra prometida, el nuevo mundo.
Claro que prontamente se instaló la hambruna, y virus y bacterias se encontraron a sus anchas. Foto atroz. De esas que no se quieren ver.
Con el hambre, antes que la muerte llega la locura. Pero evidentemente, en ese tiempo como en muchos otros, había algunos innombrables con poder que permanecían a salvo. Estos, decidieron que los que intentaban salir de la ciudadela serían ejecutados, como así también los que osaran invadirlos (llámense Querandíes).
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En ese tiempo feroz, una mujer, enloquecida ante tanto horror, corrió hacia la empalizada, abrió la tranquera y se fue. Había sido una de las recogidas del atracadero de Sanlúcar de Barrameda.
Nadie en ese entonces sabía que era una Medina, perteneciente a la Casa de Medina Sidonia de la vieja Andalucía, que con la valentía propia de su estirpe anduvo sin dudar hasta llegar a aquel arroyo lejano del asentamiento. Y ahí quedó. Inconsciente y más viva que nunca.
Dicen las leyendas que una puma la alimentó. Y luego ella la ayudó a parir dos gatos hermosos. Por suerte, su nueva familia pudo defenderla de los locales infradotados que insistían en someterla (ser mujer ha sido difícil en todos los tiempos).
La historia sigue diciendo que un día, los “señores” del chozaje la encuentran y la ajustician por haberse escapado, dejándola ultrajada y casi muerta para que terminen la labor las “fieras” que habitaban esos parajes desolados más allá de aquel arroyo mal llevado.
Desconociendo la verdadera naturaleza de ese ser, no imaginaron que sus amigos, las “fieras”, la cuidarían y acompañarían durante mil vidas, en las que fue libre y feliz.
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Todo ese lugar cambió. El arroyo desacatado fue entubado y las bestias extinguidas.
Pero yo, que nací cerca de ahí unos años (cientos) después de todo aquello, percibo el fulgor de esas auras a diario cuando traspaso esa zona en tren o como sea.
Una barrera invisible separa Belgrano del centro de Buenos Aires. Y una parte de mí ve a la que llamaban “La Maldonado” y a sus amigos pumas recorriendo el lugar con esplendor.
Es un allá y acá. Un antes y un después. Y siempre lo será.
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El arroyo sigue haciéndose notar. Sobre todo en las tormentas.
Tal vez, algún día, la Maldonado logre perdonar a las verdaderas bestias de esta historia y entonces, solo entonces, las aguas se encaucen solas.
cMc
29.06.13
http://es.wikipedia.org/wiki/Sanl%C3%BAcar_de_Barrameda
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo_de_la_Casa_de_Medina_Sidonia
lunes, 1 de julio de 2013
in progress
nuevos detalles
miércoles, 12 de junio de 2013
LOS INMORTALES
LOS INMORTALES
Hasta nosotros sube de los confines del mundo
el anhelo febril de la vida:
con el lujo, la miseria confundida.
Vaho sangriento de mil fúnebres festines,
espasmos de deleite, afanes, espantos,
manos de criminales, de usureros, de santos.
La humanidad con sus ansias y temores,
a la vez que sus cálidos y pútridos olores,
transpira santidades y pasiones groseras.
Se devora ella misma y devuelve después lo tragado.
Incuba nobles artes y bélicas quimeras,
y adorna de ilusión la casa en llamas del pecado;
se retuerce y consume y degrada
en los goces de feria en su mundo infantil.
A todos les resurge radiante y renovada,
y al final se les trueca en polvo vil.
Nosotros, en cambio, vivimos las frías
mansiones del éter, cuajado de mil claridades,
sin horas, ni días,
sin sexos, ni edades.
Y vuestros pecados y vuestras pasiones,
y hasta vuestros crímenes nos son distracciones,
como que el desfile de tantas estrellas
por el firmamento.
Infinito y único es para nosotros el menor momento.
Viendo silenciosos vuestras pobres vidas inquietas,
mirando en silencio girar los planetas,
gozamos del gélido invierno espacial.
Al dragón celeste nos une amistad perdurable;
es nuestra existencia serena, inmutable,
nuestra eterna risa, serena y astral.
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Hermann Hesse
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sábado, 8 de junio de 2013
QUIEBRE
Puse mis manos en un cuadro
Y allí quedaron.
Tiesas. Pintadas.
Desesperadas.
Mordiendo los verdes a la luz de un sol rojo.
Rojo y ciego.
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No se necesita Ver para saber lo que te están diciendo.
Solamente callar.
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Y aunque tus manos ardan de furia,
y tus muñecas quiebren hilos de cristal,
ese ronroneo anuncia lo invisible.
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Es inútil querer morir.
Y sufrir se reduce a una actitud.
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Ese Tiempo que anda rondando murmura que
más luego,
otros colores teñirán todo de cierta realidad.
Y ese todo será entonces
un cuadro
convenientemente pintado.
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Hoy,
creo que el tiempo puede equivocarse.
Porque en cierta realidad no existe.
Entonces dejo que mis manos
hagan lo quieran.
Y yo las acompaño.
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CmC
6/6/6
(06.06.2013)
viernes, 10 de mayo de 2013
MARA
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Guerra.
El fin del mundo.
El Apocalipsis.
El fin de los tiempos.
¿Otra vez?
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Mara recorría los ambientes en busca de silencio total.
Aunque hasta en el living octogonal que estaba justo en el centro del amplio departamento oía voces lejanas que parecían provenir de la alfombra añil. O tal vez de las propias paredes.
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¿No alcanzó con la última masacre, en la que se mutilaron sin piedad entre vecinos? ¿Entre familia?
Quedaban pocos y aislados. Pero todavía los había. No eran gente. Eran aglomerados de genes estancados, ingrávidos e implacables, capaces de cualquier cosa para apoderarse del espacio y de las ideas ajenas.
Vaya virus extirpador de ideas...
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Esa compulsión ezquizoide no pudo sacársela de encima ni con el anterior apocalipsis.
Sabía del virus, que continuaba esparciéndose por contagio.
Sabía de los afectados, que andaban diseminados por lo poco que quedaba de la ciudad.
Sabía del agua salada. Todo el mar y sus Dioses Implacables alrededor de la enorme isla de cemento, verdosa de humedad.
Entonces Mara se encerró en los altos. Quería conservar ciertas ideas que la inspiraban para seguir viviendo.
Con el afán de olvidar el horror que sus propios ojos atestiguaron, cultivó ideas de Amor y Tolerancia. Ideas de Generosidad y Comprensión.
Se dio cuenta que estas ideas serían envidiadas hasta el crimen, obviamente incluyendo sus estadios anteriores: el maltrato, la agresión, la calumnia, los insultos y otras muchas expresiones.
La envidia hacía rato que era moneda corriente. Tan corriente como los riachuelos de sangre en los que los animales resbalaban hasta que ese, aquél viento los rescataba.
Claro que hasta la serenidad era perseguida. Y ni hablar del silencio, o la creatividad.
Lo que apenas llegó a saber, es que esas ideas que protegía y alimentaba con pasión, eran inspiradas por unos Ojos Grises que ese, aquél viento le arrimaba cada noche.
Naturalmente, ese virus también llegó a sus ya no tan pequeños hermanos. Y padeció el no poder impedir que escaparan de la psicótica epidemia.
Mara sabía que los más beneficiados con esta hecatombe eran Los Malditos. Así llamaban a los Dioses que se fueron a vivir a lo profundo del mar. Lo notaba cuando soplaba ese viento generado por sus regodeos. Ése, que soplaba solo en algunos pocos lugares de la ciudad.
El edificio de Mara era uno de ellos. De ahí su nombre, “El del Viento Maldito”.
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Mara pasaba gran parte de su día frente al gran espejo del salón octogonal en busca de posibles señales de contagio.
Revisaba su rictus, su ceño, su postura. Una leve inclinación hacia adelante de los hombros la llevaba a días de entrenamiento feroz. No se lo podía permitir.
Luego pasaba horas en su tina, burbujeante de fragancias que ella misma destilaba de las extrañas plantas que crecían en su terraza.
Llegó a reconocer que el legado más valioso de su avara familia fueron las alacenas llenas de todo lo necesario para su alimento diario. Y el de muchos sobrevivientes.
En cada amancecer aumentaba su empatía con estos seres profundos, aparentemente malditos. De algún modo los sentía sus pares. Tan inaccesibles y tan distantes... Y empezó a llamarlos «familia».
Pero hubo una noche rara en la que el insomnio se hizo presente. Idas y vueltas. Y mezclas de tés, inciensos y variazepam. Y nada. Y se levantó. Y fue directo a su sillón frente al espejo. Y se dispuso a escuchar.
Los ruidos eran cada vez más fuertes denotando su cercanía. Aterrorizada y muda, con su mirada clavada en el espejo, empezó a ver movimientos en él. En principio el color de sus ojos. Los de ella. No podía ser. Se movían, tornándose grises. Sentada, inmóvil del susto, notó que en el espejo su cuerpo se movía también al compás de un latido expansivo, deformándolo. De fondo, ruidos, gritos y peleas vecinas, nuevas y a la vez harto conocidas. Y ella petrificada y moviéndose a la vez, viendo cómo su «familia» salía a través del enorme espejo con grandes sonrisas azules y deformidades imposibles. Se vio rodeada por esos seres coloridos y raros que posaban alegres como para una foto. Y ella se sintió una más en esa pequeña multitud. Y la invadió una serenidad desconocida.
El abrazo de los Ojos Grises la hizo sentir feliz y segura, como nunca pudo serlo en su vida.
Todos contentos.
Los vecinos chillones resultaron exquisitos con sus traumas y resentimientos acumulados existencia tras existencia y sus rápidos cerebros para la maldad y la intolerancia en general. Apelmazados y fofos por vivir de ideas ajenas, fueron uno a uno sacrificados para la causa de los mal llamados «Malditos», ya que su misión primordial fue la de preservar el Amor Incondicional con el objetivo que, algún día, tal vez, impregne la la superficie de esta Tierra.
Mara, exultante por haber sido elegida como nexo, vivió una larguísima y real vida con su amado Ojos Grises y su encantadora y deforme familia de Dioses Subterráneos.
Cada vez que traspasaba el espejo, ya no se escudriñaba en busca de marcas de odio en su bella cara. Solo disfrutaba de su azulada e imperfecta sonrisa de felicidad.
Mara supo que, de este universo predatorio todos sabemos bastante poco.
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CmC
22.4.13
MARA (prólogo)
Mara rezaba para que no fuera cierto.
Esos ruidos y rumores nuevos no podían indicar otra cosa más que vecinos nuevos.
En esos días se acordó de sus plegarias de antaño, las que desempolvó y revivió con fuerzas, impregnando las paredes con su voz.
No estaba lista para eso. Nunca lo estuvo.
Hacía años que disfrutaba su solitaria vida en el edificio conocido como “El del Viento Maldito”.
«¿Por qué será?» pensaba.
«Dicen que Grises son los Ojos del Diablo, Grises Como tu Olor», murmuraba.
Como heredera de una familia demasiado tradicional y ya demasiado muerta, lo eligió entre varias de sus propiedades sin un atisbo de duda.
Jamás imaginó que a esa altura tendría que soportar una guerra…
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(continuará)
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cMc
2.4.13
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sábado, 9 de marzo de 2013
MINIMAL
lunes, 4 de marzo de 2013
JUAN Y YO
cMc | 13.2.13.
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13.8.15.
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para:
domingo, 13 de enero de 2013
MÚSICA Y LETRA
Augusto Guerrero estaba cansado.
Veía cómo sus sueños se hacían humo descaradamente en su cara. Humo gris verdoso, como el que sube del mar anunciando un naufragio.
Sueños de algodón…
Envuelto constantemente en días complicados, se sentía invisible para los demás. La nube de su taquipsiquia era impúdicamente pesada. (No podía entender cómo semejante mole pasaba desapercibida)
¿Cuánto tiempo más llevará?
Pasaba las horas simulando creer en algo (difícil faena...). Lo cual le resultaba como si mil niños lo acosaran con sus chillidos. Como si mil hembras le mintieran al unísono. Como si mil teles estuvieran encendidas en el canal más verborrágico. Demasiada interferencia.
Y ya no soportaba sus oídos abiertos, su permeabilidad.
¿Qué significa el silencio?
Con gran cuidado tomó los tapones anteriores y los actuales, los despojó de toda pelusa molesta y los sumergió en alcohol.
Me quiero morir mil veces, y una más.
La realidad no era mala. Solo la entendía poco. (Tapones limpios en sus oídos blancos)
¿Qué significan esas voces?
Y las voces. Esas, que sonaban todo el tiempo y le bloqueaban la respiración hasta acudir una vez más al inhalador de emergencia. Esas, que rebotaban en su cabeza como una bata a lo Rush, pero sin aquella adrenalina.
¿Será la medicación?
Ya no esperaba esos ojos sonrientes que lo aceptaron sin preguntar. Menos, aquel gesto adelantando la caricia.
Y ese dolor constante que insistía, invadía, y sin el más mínimo pudor se imponía; y lo podía…
¿Qué se me clava en los hombros?
Algo lo mantenía adusto, crispado, incómodo; defendiéndose del aire que lo tocaba. No lograba acomodarse en su gabán recién puesto. Aun así, salió a subir.
Escalones aliviadores… ¿cuántos son?
Los trepaba con ardor, con la piel hecha pedazos y los ojos de papel…
¿Cuándo llegaré?
La música giraba en su garganta. Estrofas de otra vida, de otros sueños. Preguntas amontonadas y respuestas sin sentido… (Todo amotinamiento pareciera estar bajo control…)
Llegando a la puerta salvadora, la somnolencia tan ansiada empieza a crecer.
¿Empieza a crecer?
Ya no importa dónde van los manojos de deseos truncos. Apuntan hacia el cielo gris. Ciego y sordo de neutralidad.
¿Qué música es esa?
Su alma reconoce los tonos de su estirpe. Y sus alas se rehacen.
¿Qué clase de vuelo es este?
Es el vuelo que vibra en sus ansias, repletas de amor.
¿Adónde debo ir?
Desde aquí, bien derecho a la eternidad.
…
cMc - 11.12.12
(…con secuelas de letras y músicas incrustadas en las células…)
para:
palabras prestadas por bibi:
Guerrero – Invisible – Humo - Naufragio