Inconexas. Sensaciones inconexas que paradójicamente se amontonan en mi frente. Producen un dolor vago, una molestia concreta.
Me refugio en los quehaceres (raramente cotidianos…) esperando la sinapsis pero nada. No hay ligue. Recurro a mis lecturas, a mis listas, al color. Y siguen ahí, reclamando su espacio a gritos ahogados, buscando aire en las lágrimas sin verter.
Saboreo un picor rancio con la mente, y las sensaciones mutan en memorias que aparecen como fotos arrugadas, escondidas, lejanas. Nada tiene sentido. Sigue la desconexión.
Busco en un baño caliente descifrar el ideograma imposible que se está formando. Trato que las burbujas reflejen lo que no puedo ver. Y me canso de trepar entre las risas, rescatando imposibles. Me canso de no escuchar el silencio tan ansiado…
Pido permiso a los dioses para poder entrar y salir. Y me encuentro en el caos, siniestro y gris. El caos es gris. Gris oscuro. Mi color favorito. Impregna y penetra todas las cosas, sin excepción. Una vista afilada lo descubre entre los otros (colores…) por más intensos que sean.
Está ahí. Subyace. Convive. Se impone. Los atrevidos lo emulan, los insolentes lo desafían, los mojigatos lo ignoran. Como sea, me gusta. Es como un fondo chorreante, deslucido, con sectores tanto de movimientos claros como de quietos y oscuros, que aluden a lo más profundo del océano. También hay trazos insolentes… como los típicos en Suibokuga…
En algunos pliegues extraños empiezo a descubrir aquellas cosas (las inconexas…).
Aparecen como sombras fugaces que apenas se muestran.
Son situaciones congeladas; gente desaparecida; costumbres heredadas; insomnios eternos; vibraciones conocidísimas, insoportables. Manchas que no se van. Melodías incrustadas. Respuestas repetidas. Bichos inmundos, indescifrables…
Acto seguido, el silencio tan temido aparece, claro, clarísimo; enceguecedor (Ya ningún sedante funciona…); todo es a flor de nervios…
El fotograma que sigue al bombardeo instantáneo y eterno, noto que es (sin duda gracias a esos dioses…) el mecanismo salvador: Invocar y convocar…
Y todo se conecta como por arte de magia...
Cla916/4/10
(fragmento de un acrílico sobre tela de 100 x 70)
Lo leí todo, continuando en el otro blog, pocas cosas me invitan a seguir leyendo. la verdad es que me gusto muchísimo, al igual que la pintura.
ResponderBorrarte comento por aquí, porque prefiero evitar el bullicio...
un beso claudia.
gracias d... un placer tu comentario. skål !!!
ResponderBorrarUna sinapsis muy subjetiva, oprime, busca, revuelve y encuentra: conexión, je! Genial la pintura Cla, me gustan esos cuellos fálicos. Sos grosa! Besoo!!
ResponderBorrarel link tan necesario.... gracias blonda lexxxa!!!
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