sábado, 18 de septiembre de 2010

DE CAJÓN

cajones
Figuras inundadas de resortes que sólo las envuelve el ulular del viento.
 
Faltaba un cajón.
En el enorme mueble moderno, de una antigüedad soñada, parecía faltar un cajón.
Inmersa en la búsqueda solicitada de esa foto, una laptop, que resultó ser inconfundiblemente de Adriana, mostraba imágenes de ese viaje. Instantáneas superpuestas que nadie olvidaba.
Fue un viaje familiar. Todos como gitanos, reunidos, en diferentes lugares, comiendo, riendo. Todos. Vivos y muertos. O mejor dicho todos viviendo.
Y buscando ESA foto, descubro la falta del cajón. Un espacio oscuro se abría, denunciándola. No podía ser.
Con esfuerzo, trato de abrirlos sin mucho éxito. Todos esperaban en el otro lugar. Giro y veo la puerta a la derecha, entreabierta. Entro. Era la casa de la tía de mis primas, aislada en su mundo. Y ahí, en una mesita redonda con mantel calado, estaba la foto. Era una copia mala, desgastada, no era la original. Aún con sus pocos píxeles era inconfundible. La agarro y la dejo. Quería una mejor. De todos modos me siento feliz de que no haya desaparecido en la nebulosa onírica conjunta, sin dejar rastros.
Ya va a aparecer… porque fue real.
Mientras tanto vuelvo al mueble y noto que están todos los cajones, sólo que al revés. ¿Cómo puede estar un cajón puesto al revés y lleno de cosas? Cuando me despierto sé la respuesta.
 
Cla9
18/9/10

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